Tiempo en el Everest

lunes, 14 de mayo de 2012

Primer gran reto : Aconcagua (y el amor!)

Aconcagua (6.962m)


El Aconcagua, el "Centinela de Piedra", la cima de América, la cima más alta del mundo fuera de los Himalayas, la más alta del hemisferio sur y occidental, el primer gran reto, el nacimiento de una vocación.

En este viaje empezó un sueño y el descubrimiento de que cuanto más alto se está, más cerca se está del cielo (obviedad) pero, lo más importante, todo tiene un trasfondo más místico. Luego entenderéis el porqué.

Después de hacer sus "pinitos" en las cimas catalanas y aragonesas, Domi había saboreado la montaña nevada y la sensación de estar en altura con el Mont Blanc todo en 2009. Hacía ya un tiempo que buscaba algo que lo llenase, un reto lo suficientemente grande como para gastar energías y ganas a raudales. Parecía que en lo más evidente y lo que siempre había tenido en frente, la montaña, había hallado ese camino. 

Desde siempre, hemos vivido la montaña por todas sus vertientes y facetas en nuestra familia. Nos hemos criado a caballo entre lo que ahora se llama Naturlandia y antes La Rabassa (donde nuestro abuelo construyó un restaurante que luego llevó el padre de Domi, mi tío) y Os de Civis, ese periclave español del otro lado del Valira. Hemos disfrutado de excursiones y aventuras por encima de los 2000 metros ya desde bien pequeños por las planicies de lo que ahora llaman "Vall del Madriu, Perafita, Claror" y declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO y.... no me extraña. Esos paisajes, para que os hagáis a la idea, nos han acompañado toda nuestra infancia y adolescencia, forjándonos y inculcándonos ese amor incondicional por la montaña y todo lo relacionado con ésta.

Domi había preparado el viaje aconsejado por algunos amigos con más experiencia. De todas formas, hasta que uno no rompe el hielo "y nunca mejor dicho", no descubre las carencias y lo supérfluo de según que equipo. Así que sin casi ninguna experiencia en expediciones de envergadura, allá se enlairó Domi junto a un amigo, Rafa.

La ascensión fue casi una prueba de esfuerzo al no llevar a nadie que les guiara. El portage lo hicieron Domi y Rafa puesto que no contrataron más que unas mulas para transportar el equipo y los víveres hasta el campo base del Aconcagua. Hay que decir que desde el campo base hasta la cima, hay muchos quilómetros y muy, muy largos. Prueba de ello es la "Playa Ancha". Rafa ya comenzaba a sentir los estragos de la altitud y de la edad!! ;) Así que Domi se cargó con parte de su mochila a hombros y caminaba a un ritmo quizás demasiado fuerte y demasiado cargado.


Al final de esos 10 km de desierto interminable, a 4000m en Ibañez, Domi supo lo que tal esfuerzo podía tener como consecuencias y, llegado a unas casas medio derruidas, se paró a esperar a Rafa. En vez de descansar, pasó algo que, quizás en ese momento pasara por una anécdota más pero, para mí, tuvo un sentido mucho más profundo. Domi se puso a escribir con piedras anchas el nombre de una persona. Una persona que, llamadlo destino, será su esposa en menos de un mes : Ali(cia). Llamadme romántico, pero yo veo ahí una broma del destino, una llamada del subconsciente cuando el cuerpo está rebentado y la mente chamuscada por el sol de altura. Domi lo resumiría en "una tontería".... o quizás no?

A partir de Plaza de Mulas, empezó el verdadero ascenso y las temperaturas hasta entonces desconocidas. Si hay un recuerdo que quedó grabado en su mente era el termómetro marcando -30ºC. Una imagen vale más que mil palabras, dicen, no? Pues ahí va una.



Sin embargo, la aclimatación fue genial y consiguió el ascenso en unos escasos 7 días desde que partió desde Horcones. Unos 200m antes de la cima, Rafa no pudo más y empezó a sentir los síntomas tan característicos del mal de montaña. Una decisión difícil y muy pensada marcó la diferencia entre un éxito y una desgracia. Rafa  y Domi decidieron que, mientras Domi acababa el ascenso, Rafa descansaría en La Cueva a 6.650m y Domi haría casi un sprint para lograr la cumbre. Fue una cumbre con sabor agridulce pero que Domi recuerda como compartida. Fue una foto rápida para compartir y una dedicatoria. No tuvo tiempo a disfrutar del logro pues un amigo le esperaba un poco más abajo. Ese gesto fue uno de los más importantes y que confirmó la madurez de Domi; algo que necesitaría al año siguiente en una tienda a 8000m, azotado por el viento, el hielo y la nieve para tomar la dura decisión de dar media vuelta y descender a escasas horas de la cumbre de la cima del mundo.

Aconcagua - 20 de enero del 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario